Venezuela: ¿qué mueve la furia del imperialismo?
Estuve en Venezuela del 23 al 27 de agosto para acompañar, como observador internacional en representación del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y el Foro de São Paulo, la Consulta Popular comunal del día 25 (un domingo) y el acto de clausura, al día siguiente, de la 11ª Cumbre Extraordinaria de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP).
Por Wevergton Brito Lima*
La Consulta Popular es una experiencia de democracia directa y el ALBA-TCP es un mecanismo multilateral que reúne a diez países de América Latina y el Caribe.
Todo esto sucediendo en un contexto de intensos ataques contra la democracia venezolana, con intentos de la extrema derecha, vinculada al imperialismo estadounidense, de desconocer el resultado de las elecciones del 28 de julio, que consagró la victoria del presidente Nicolás Maduro para un tercer mandato, de 2025 a 2031.
Una maratón aérea
Salí de Rio de Janeiro el 22 de agosto en un viaje que, por el recorrido, no tendría ningún sentido. Sin embargo, carecer de sentido es propio de este mundo dominado por un “sheriff” que ha perdido su estrella, pero conserva su revólver y las balas, intimidando a gran parte de la “ciudad” llamada América Latina. Así, en su intento insano de derrocar la soberanía venezolana, el cerco estadounidense afecta a aerolíneas de otros países, supuestamente independientes, y elimina rutas.
Para esquivar el cerco y llegar a Venezuela, tuve que ir primero a Portugal… sí, Portugal, y después de una espera de más de seis horas en el aeropuerto de Lisboa, embarqué en otro avión hacia Madrid, donde finalmente tomé un vuelo a Caracas, a donde llegué tarde en la noche del 23 de agosto (viernes). Es decir, aunque vivo en Brasil, que comparte frontera con Venezuela, tuve que ir a dos países de Europa para finalmente regresar a América del Sur y aterrizar en Caracas. Un viaje de casi 30 horas que podría haberse hecho en, como máximo, un tercio del tiempo.
Durante el vuelo a Lisboa, leí los detalles de la decisión del TSJ (el Tribunal Supremo de Justicia venezolano), que, tras un análisis minucioso de todo el proceso electoral, ratificó la victoria de Nicolás Maduro. Las mentiras de la extrema derecha se están volviendo insostenibles.
Es importante destacar que, desde 2002, Washington solo ha reconocido el resultado de una elección nacional en Venezuela: la de 2015, cuando la oposición de extrema derecha ganó la mayoría (56%) del parlamento nacional. En esa ocasión, el Consejo Nacional Electoral (CNE) y los organismos del Estado venezolano, que contaron los votos y ratificaron la victoria de la oposición, no fueron atacados ni cuestionados en sus procedimientos. Es decir, las elecciones solo son “limpias” cuando los adversarios de la Revolución Bolivariana ganan.
Al final, la verdad o la mentira son abstracciones sin significado para la extrema derecha. Lo que importa es que el discurso tenga eficacia política en la búsqueda de un objetivo, en este caso, la caída del gobierno chavista.
Basar la acción política en mentiras y falsificaciones es una tradición derechista que surgió mucho antes del libro “Protocolos de los Sabios de Sion”, que, sin embargo, puede haber inaugurado la era de la falsificación política a escala industrial, potenciada en el siglo XXI por el nuevo alcance y los nuevos métodos de las redes sociales.
El guion del golpe previamente preparado
Al día siguiente de mi llegada a Caracas, un sábado, participé, junto con una numerosa delegación que representaba a decenas de países de América, Europa, África y Asia, en una reunión con dirigentes de la Revolución Bolivariana en la “Casa Amarilla”, sede de la cancillería venezolana.
En el encuentro participaron dirigentes importantes como el presidente del Instituto Simón Bolívar y viceministro Carlos Ron; el vicepresidente del PSUV para Asuntos Internacionales, Rander Peña; el Ministro del Poder Popular para las Comunas, Ángel Prado; la Ministra de Ciencia, Tecnología e Innovación, Gabriela Jiménez; el exvicepresidente y actual secretario ejecutivo del ALBA-TCP, Jorge Arreaza, y el exministro de Relaciones Exteriores y actual representante permanente de Venezuela ante la ONU, Samuel Moncada.
Lo que ellos reportaron, con abundantes pruebas documentales y videos, es estremecedor, aunque no sorprendente para quienes conocen un poco la historia de la actuación del imperialismo en América Latina. El intento de golpe fue orquestado con anticipación y con instrucciones claras sobre las “etapas” preparatorias.
Artículos y documentos públicos divulgados por conocidas figuras del Departamento de Estado de EE. UU. “preveían” que, el día de la elección, Venezuela sufriría un apagón y el CNE “retrasaría” el resultado. Mientras tanto, un sistema paralelo, financiado y montado por USAID (Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional), llamado “PVT Projet”, con la participación de “académicos” adoctrinados, divulgaría resultados favorables a la extrema derecha en tiempo real, creando un gran movimiento de descontento popular que se manifestaría de manera violenta, obligando al gobierno bolivariano a desencadenar una fuerte represión, lo que provocaría el repudio internacional y legitimaría una intervención externa.
Fue precisamente debido a este “guion”, delineado con tanto detalle, que de los 9 candidatos opositores que disputaron las elecciones, solo dos, uno de ellos el candidato abiertamente de extrema derecha, Edmundo González Urrutia, se negaron a firmar el compromiso previo de respetar el resultado de las urnas, en un llamado propuesto por el Consejo Nacional Electoral, ocho días antes de la elección. Después de todo, lo que importaba para los dirigentes de la extrema derecha no era la búsqueda de votos (son conscientes de que son minoría), sino seguir fielmente el guion del golpe.
Para confirmar las “predicciones” del guion golpista, el día de la elección ocurrieron ataques contra el 80% de la red eléctrica venezolana, que afortunadamente fueron frustrados por las fuerzas de seguridad.
La guerra cibernética fue más exitosa. CANTV (empresa estatal de telecomunicaciones de Venezuela) registró, durante dos semanas, una agresión cibernética masiva, totalizando nada menos que 30 millones de ofensivas por minuto, que incluyeron ataques de denegación de servicio (DDoS, que consiste en sobrecargar un sistema con solicitudes falsas de entrada, impidiendo el acceso a solicitudes legítimas), robo de información mediante correos electrónicos con software, desfiguración de páginas web, entre otros.
Durante el día 28 de julio, 136 instituciones del Estado venezolano sufrieron ataques en sus redes, principalmente el CNE.
Miembros del gobierno y de la dirección del PSUV también fueron atacados en sus cuentas personales. Solo Rander Peña fue objeto de dos centenares de amenazas virtuales, que se extendieron a sus familiares. Elon Musk publicó, el día de la elección, en su cuenta de X, 29 mensajes contra Nicolás Maduro. Las autoridades venezolanas tienen fuertes motivos para creer que fue uno de los articuladores de la guerra cibernética.
Los ataques cibernéticos lograron un objetivo parcial: retrasar la divulgación de los resultados, tumbando el sitio web del CNE, mientras que una página creada en la víspera divulgaba resultados ficticios “producidos” por el mencionado “PVT Projet”, “proclamando” una victoria de Edmundo González con más del 60% de los votos.
Así, entraron en escena otros dos elementos del guion golpista: cuando el CNE comenzó a divulgar los resultados reales, se desató una ola de violencia que destruyó bienes públicos y privados, agredió y asesinó a policías, militantes del PSUV y a personas inocentes. Los videos que registraron los crímenes son impactantes y indignantes. Uno de los agredidos, que casi perdió la vida por las heridas, fue golpeado por sicarios solo por llevar, casualmente, una camiseta roja, ya que no es militante político.
De los detenidos por la policía durante los disturbios, el 80% no eran votantes, es decir, ni siquiera votaron y no protestaban por nada, eran simples delincuentes que, según sus propios testimonios a la policía, recibieron entre 20 y 40 dólares para provocar el caos.
Mientras tanto, en el plano exterior, una formidable máquina de propaganda internacional entraba en acción, haciendo la alquimia de transformar neofascistas, delincuentes y terroristas en héroes de la libertad. No es la primera vez que esto sucede, como lo demuestra este artículo del periódico británico The Independent, que llama a un sonriente Bin Laden “luchador por la libertad”, ya que él y otros terroristas, financiados por EE. UU., luchaban contra el gobierno comunista del Partido Democrático de Afganistán.
El gobierno bolivariano respondió activando mecanismos estatales, como, por ejemplo, creando un Consejo Nacional de Seguridad Cibernética, invirtiendo mucho en la concienciación política de las masas (una tradición chavista) y en la movilización popular.
Buena parte de este relato se puede ver con más detalle en este video de YouTube, donde Samuel Moncada detalla, en una larga intervención en la Asamblea Nacional, las acciones contra la democracia bolivariana. Fue exactamente esta conferencia la que reprodujo para los observadores extranjeros el día 24/8.
Cualquier observador honesto de la realidad venezolana llega a la inescapable conclusión de que la Revolución Bolivariana ha echado raíces profundas, y una de las razones es que empoderó al pueblo, creando mecanismos de democracia directa, expresados tanto por los diversos referendos realizados siempre que se discutía un tema clave, como ahora con la realización de consultas comunales.
Comunas: El camino venezolano hacia el socialismo
En primer lugar, vamos a entender qué es la Comuna venezolana. Esta experiencia comienza con el expresidente Hugo Chávez, quien buscaba fórmulas para profundizar la democracia, dando más protagonismo al pueblo, que no se limitaría solo a votar de vez en cuando.
A principios de la década de 2000 ya existían en Venezuela células locales de organización política llamadas “Consejos Locales de Planificación Pública”, que, sin embargo, no lograban desarrollar plenamente sus actividades debido a las prácticas políticas centralizadoras de gobiernos regionales y alcaldías, principalmente las que estaban en manos de la oposición.
La salida, señalada por Chávez, fue la ley de los Consejos Comunales en 2002, reformulada en diversas ocasiones desde entonces, siempre en el sentido de fortalecer la democracia “participativa y protagónica”.
Chávez sostenía que las Comunas serían el espacio para la construcción del socialismo, y en uno de sus últimos discursos lanzó la consigna, aún utilizada hoy: “Comuna o nada”.
¿Y cómo funciona esto? Resumidamente, es así: de 150 a 400 familias vecinas deciden organizar un Consejo Comunal (en las áreas rurales el número mínimo de familias para formar un Consejo Comunal es menor: 20 familias, y en las áreas indígenas, diez familias).
Varios Consejos Comunales de una misma región pueden reunirse y organizar una Comuna, que elige a sus dirigentes (“voceros”), su parlamento, su departamento económico, su contraloría y adquiere personalidad jurídica, con cuenta bancaria y todo lo demás. Actualmente, existen 49.183 Consejos Comunales y 3.642 Comunas, que abarcan 7,4 millones de familias y más de 17 millones de habitantes. En este número se incluyen 1,5 millones de líderes comunales locales (voceros).
El pasado 21 de abril se dio un nuevo y audaz paso hacia el fortalecimiento del poder popular: la realización de la primera consulta comunal nacional.
La consulta comunal nacional es el punto culminante de un amplio proceso de discusión que selecciona siete proyectos prioritarios para cada Comuna, basándose en criterios como el número de personas beneficiadas, proyectos a corto o mediano plazo, costo final del proyecto, entre otros. Los electores de la región eligen uno de los siete proyectos. La meta es realizar cuatro consultas al año, lo que resultará en que las comunas elijan un proyecto prioritario por trimestre.
El 25 de agosto se llevó a cabo la segunda consulta de 2024. Decenas de observadores internacionales se dividieron por todo el país para seguir la votación, y tuve la alegría de visitar el bellísimo estado de Falcón, a 500 km de Caracas, con playas muy bonitas y un pueblo acogedor.
Además de conocer un puesto médico construido por una Comuna, fui a tres centros de votación durante el día (hay 4,511 centros de votación en todo el país). Todo elector que viva en el área abarcada por la Comuna puede votar, con la estructura proporcionada por el Consejo Nacional Electoral.
El primer centro de votación que visité estaba en la Comuna de Jayana, en la ciudad de Los Taques. Justo en la entrada están exhibidos los siete proyectos elegidos para la votación, precedidos por el siguiente texto: “De acuerdo con su criterio: ¿En qué proyecto de su territorio comunal deben asignarse los recursos por parte del gobierno nacional para contribuir a la mejora de su calidad de vida?”. A continuación, se presenta la lista de los proyectos: 1 – Adquisición de un espacio para un ambulatorio en Jayana, 2 – Adquisición de tres ambulancias, 3 – Adquisición de cuatro unidades de transporte escolar, 4 – Asfaltado y viabilidad de la vía Los Taques, 5 – Reparación de las líneas eléctricas de la vía El Tacal, 6 – Reparación de la carretera de la vía El Tacal, 7 – Sustitución de 3 km de tuberías del acueducto de Jayana.
El elector vota por el número del proyecto. Cuando estuve en Jayana, alrededor de las 11 de la mañana, ya habían votado 307 ciudadanos.
Quien me explicó gran parte de este proceso fue el gobernador del Estado de Falcón, Víctor Clark, para quien “además de fortalecer el poder popular, el modelo comunal es mucho más eficiente”.
De hecho, el proyecto elegido recibirá el total del financiamiento directamente del gobierno federal y el dinero no depende de ningún parlamentario, ni pasa por el gobierno estatal o municipal; va directamente a la cuenta de la Comuna, que es responsable de su ejecución y control.
En resumen: la propia población elige lo que quiere, contrata la obra, supervisa su construcción y controla cada centavo gastado.
De esta manera, la Venezuela bolivariana tiene, de facto y de derecho, cuatro instancias de poder ejecutivo: nacional, estatal, municipal y comunal.
“El Poder Popular tiene rostro de mujer”
Durante nuestro recorrido en Falcón, el 25 de agosto, pudimos constatar la alegría y combatividad de una población que, en palabras de uno de ellos, “no ejerce la democracia solo cada cuatro años, también ejercemos el poder”.
Una de las comunas que visitamos fue atacada el 28 de julio. Vandalizaron el lugar y se llevaron los nuevos aparatos de aire acondicionado que habían sido recientemente adquiridos por la Comuna. Los residentes mostraron los videos de los ataques, filmados por los propios criminales y publicados en las redes sociales. Pregunté si las personas que atacaron la sede de la Comuna eran conocidas. Quizás vecinos o incluso amigos divididos por la política. Aseguraron que todos los atacantes eran de fuera. Llegaron en dos autobuses alquilados y algunos eran colombianos. El gobierno, habiendo aprendido de la experiencia de otras guarimbas (como se llaman en Venezuela las pandillas de alborotadores al servicio de la extrema derecha), orientó al pueblo a no salir a las calles durante los ataques para disminuir los enfrentamientos y proteger a los inocentes.
Otro aspecto que destaca en las Comunas es la presencia mayoritariamente femenina, lo cual fue confirmado por la vicepresidenta de Mujeres del PSUV, Carilys Bravo. Ella informó que el 70% de los líderes de Comuna son mujeres y que en el PSUV las mujeres ocupan un porcentaje aún mayor en los puestos de mando. “En Venezuela, el poder popular tiene rostro de mujer”, aseguró.
11ª Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP: Apoyo incondicional a Venezuela
El lunes 26 de agosto, presenciamos la sesión de clausura de la 11ª Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP, que afirmó de manera unánime el reconocimiento de la victoria del presidente Nicolás Maduro y brindó plena solidaridad ante los ataques de la extrema derecha vinculada al imperialismo.
Participaron en la Cumbre Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba; Luis Arce, presidente de Bolivia; Daniel Ortega, presidente de Nicaragua; los primeros ministros de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves; de Granada, Dickon Mitchell; de Dominica, Roosevelt Skerrit; de San Cristóbal y Nieves, Denzil Llewellyn Douglas; de Santa Lucía, Philip J. Pierre, además del presidente anfitrión, Nicolás Maduro. Honduras, que anteriormente formaba parte del ALBA-TCP, fue representada por su embajadora en Caracas. Exceptuando a la embajadora de Honduras y al anfitrión, todos los demás mandatarios participaron por videoconferencia.
El presidente Nicolás Maduro abrió la reunión e hizo una retrospectiva de los constantes intentos de golpe y acoso contra la revolución bolivariana. Desenmascarando las narrativas hipócritas que intentan justificar la postura del imperialismo como una “defensa de la democracia”, Maduro recordó el gobierno golpista de Pedro Carmona en 2002, que durante 48 horas destituyó al presidente electo Hugo Chávez, disolvió el parlamento nacional, incluidas todas las instituciones constitucionales del Estado, y fue reconocido de inmediato por Estados Unidos y España como un gobierno legítimo, mientras que la legalidad democrática fue restablecida gracias a la movilización popular. Al rememorar los golpes exitosos contra gobiernos democráticos en América Latina en las últimas dos décadas, el presidente venezolano subrayó que en todas las ocasiones el gobierno bolivariano denunció los golpes y se posicionó al lado de los países y líderes afectados: “Valientes son los que no miran hacia otro lado cuando un hermano es atacado”. Maduro aseguró que Venezuela seguirá “transitando hacia la paz y la unión nacional”.
Después de Maduro, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel y el presidente de Bolivia, Luis Arce, fueron enfáticos en denunciar el papel nefasto del imperialismo en América Latina y el Caribe. Ambos afirmaron su convicción en la legitimidad y legalidad de la reelección de Nicolás Maduro.
El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, dio el discurso más largo (más de una hora) y fue duro con el presidente Lula, a quien exigió respeto por la soberanía venezolana.
En nombre de los demás países caribeños, el primer ministro de San Vicente y las Granadinas, Ralph Gonsalves, hizo una denuncia contundente sobre el papel de Estados Unidos, afirmando que las élites estadounidenses “son el punto ciego que impide la normalización de las relaciones entre nuestros países y Estados Unidos”.
Al final, la 11ª Cumbre Extraordinaria aprobó una declaración que saluda la reelección de Nicolás Maduro, denuncia “los planes y acciones desestabilizadoras” promovidos por agentes externos y condena “enérgicamente cualquier golpe de Estado o intento de golpe de Estado, ya que constituyen el camino violento, ilegal e inconstitucional que amenaza la democracia, la paz y la propia vida”. La declaración también menciona “la brutal guerra comunicacional, cargada de odio, intolerancia, discriminación y desprecio en las redes sociales, dirigida estratégicamente a las generaciones más jóvenes de la sociedad venezolana, víctimas de la desinformación y la hiper información para promover la violencia, el vandalismo y la barbarie”, reafirmando que Venezuela es “un Estado libre, independiente, democrático y soberano que tiene sus propias instituciones y leyes para resolver sus asuntos internos”.
Mis tres constataciones
Son tres las constataciones que hago después de estos días en Venezuela.
1 – Venezuela está en paz y el chavismo es la fuerza mayoritaria.
El día 24, un sábado, al dirigirnos al Palacio Amarillo, sede de la cancillería, recorrí la hermosa plaza frente al edificio, donde se encontraban reunidos varios dirigentes de la revolución bolivariana. Las familias aprovechaban el sábado para pasear, sin ningún signo de preocupación y con un mínimo aparato de seguridad en las calles. Durante los idas y venidas en Caracas, no hubo señal de ningún problema, con postes que exhibían (pocas) propagandas del principal candidato opositor y con las propagandas de Nicolás Maduro mayoritariamente predominantes, especialmente (y esto es un buen termómetro) en los muros de la ciudad. Si la oposición realmente tuviera una base popular, las propagandas en los muros de Maduro no quedarían intactas, y no me vengan a hablar de una supuesta “represión”, porque en América Latina, incluso en los periodos más violentos de las diversas dictaduras, los muros “hablaban”, como fue el caso en Brasil.
En el estado de Falcón, lo mismo. El ambiente predominante era de fiesta y la seguridad de los puntos de votación estaba a cargo de la propia población, con casi ningún aparato policial.
Incluso en la Cumbre Extraordinaria de la ALBA, que contó con la presencia de Nicolás Maduro, las calles cercanas ni siquiera fueron cerradas y el tráfico fluía normalmente frente al lugar del evento.
En la mañana del 27 de agosto (martes), caminé por centros comerciales repletos de mercancías y gente, mostrando que si bien Venezuela aún enfrenta diversos problemas debido a las sanciones, en lo que respecta al desabastecimiento, este ha sido superado en gran medida.
Aunque la oposición tiene una representatividad electoral importante, con el candidato de extrema derecha alcanzando el significativo porcentaje del 42% de los votos, es evidente que el campo bolivariano reúne a la mayoría y demuestra un mayor poder de movilización.
2 – El golpe está siendo derrotado y la tendencia es la normalización.
El enemigo es poderoso, el peligro no está conjurado, pero lo cierto es que los líderes de la revolución bolivariana están bastante curtidos en este enfrentamiento, y el mundo multipolar ofrece nuevas opciones de alianzas antiimperialistas, especialmente con China y Rusia, lo que permite enfrentar esta peligrosa batalla en mejores condiciones. De la actual ofensiva, han extraído las siguientes conclusiones, presentadas en la reunión del 24/8 en la Cancillería:
– La campaña electoral terminó, pero fue solo una etapa de la operación del golpe de Estado. La nueva etapa está en desarrollo y debemos pensar en la defensa y el contraataque.
– Estados Unidos no ha dejado de perseguir el objetivo de destruir las instituciones republicanas en Venezuela y ejecutar un golpe de Estado, desde el año 2002 hasta hoy.
– En 2024, la estrategia consiste en una operación de influencia que explota el proceso electoral con sus agentes locales para destruir la fuente de legitimidad de las autoridades.
– Varias etapas se han cumplido antes, durante y después del día de las elecciones, utilizando operaciones de información, operaciones psicológicas, medidas coercitivas, ataques cibernéticos, violencia criminal, etc., y un sistema paralelo de tabulación de votos para sustituir al CNE.
– Todas estas agresiones han sido probadas y utilizadas en el mundo durante más de 70 años. Las próximas etapas apuntan a una repetición de lo ocurrido a partir de 2019 con una combinación de máxima presión internacional y operaciones políticas abiertas y encubiertas, al menos hasta el 23 de enero de 2025(1).
– La lucha es por la legitimidad y la validación del resultado electoral como eje del resto del conflicto.
– La defensa de la independencia de Venezuela pasa por el desarrollo de NUEVAS CAPACIDADES para enfrentar las nuevas técnicas de agresión y la concepción militarizada de guerra irregular combinada.
– La educación, información, organización y capacitación de nuestro pueblo son esenciales para la victoria.
– Nuestra salud mental, económica, cultural, la estabilidad política, así como la paz y seguridad nacional y regional dependen de nuestra claridad, unidad y moralidad para defender nuestra patria.
Consolidando la victoria contra el fascismo
En su discurso en la Cumbre de la ALBA, el presidente Nicolás Maduro dijo lo siguiente: “Estamos enfrentando un golpe fascista, cibernético y criminal que ya hemos derrotado y ahora estamos consolidando la victoria”.
Eso es lo que realmente está sucediendo. En las elecciones de 2018, cuyos resultados también fueron blanco de los ataques de la extrema derecha, las “guarimbas” fueron mucho mayores en extensión, impacto y duración.
Sin embargo, como detecta el gobierno bolivariano, el imperialismo no renunciará a su objetivo fundamental. Sus agentes internos seguirán contando, en este empeño, con el apoyo de poderosos instrumentos financieros y comunicacionales que tienen un impacto global y condicionan opiniones. Un enemigo terrible, que, por otro lado, no es omnipotente.
Mientras escribo, el candidato derrotado, Edmundo González, quien desobedeció a la justicia y participó explícitamente en las articulaciones para el golpe, huye del país ya que no le quedaba base concreta para llevar adelante la intentona, que solo tiene posibilidades de éxito con un baño de sangre, en una guerra civil con apoyo de tropas extranjeras. En el mundo de hoy, una opción casi impracticable políticamente.
3 – Las motivaciones detrás de los ataques al modelo bolivariano no se limitan al objetivo de controlar el petróleo.
Samuel Moncada declaró, en la reunión del 24/8, que los ataques contra Venezuela, país que algunos expertos señalan como poseedor de la mayor reserva de petróleo probada en el mundo, representan “una guerra por recursos energéticos para los próximos 200 años”.
Este aspecto ciertamente tiene su importancia, pero estoy convencido de que existen otros dos puntos que son tan o más decisivos:
1º) Venezuela está avanzando en la construcción del poder popular, empoderando de manera directa y concreta a los trabajadores, como lo demuestra la exitosa experiencia de las consultas comunales, lo que significa simplemente romper con el desgastado modelo de democracia burguesa, algo que es, especialmente en América Latina, inaceptable para el imperialismo, que ha intentado durante 70 años derrocar a Cuba, por ninguna otra razón que no sea el ejemplo que el pequeño país caribeño representa en términos de un proyecto alternativo al capitalismo.
2º) Más allá del papel en la arena internacional que Venezuela puede desempeñar si entra en los BRICS (lo cual debería ocurrir), la Revolución Bolivariana es una ferviente defensora del proyecto de integración solidaria de América Latina y el Caribe, que tiene en la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), que reúne a 33 países de la región, una herramienta de gran peso. La integración de América Latina y el Caribe en una comunidad políticamente solidaria representaría romper las cadenas que subordinan a la región a ser el eterno “patio trasero” de los EE.UU., abriendo espacio para la construcción de proyectos soberanos de desarrollo compartido y de experiencias democráticas originales, lo cual, una vez más, es inaceptable para el imperio.
Derrocar a Venezuela, provocando una ruptura entre los países defensores de la unidad latinoamericana e implosionando la CELAC, es un objetivo estratégico del imperialismo.
EE.UU., que observa, desconcertado, el surgimiento de un mundo multipolar, no puede bajo ninguna circunstancia renunciar a su “patio trasero” en el continente, bajo el riesgo de ver colapsar definitivamente su anacrónica hegemonía.
Para alcanzar sus objetivos, recurrirá sin pudor al auxilio de la extrema derecha, como lo hace en Ucrania y Venezuela, donde promueve a personas como la criminal María Corina, golpista de 2002 y corrupta comprobada, una especie de Bolsonaro con falda, que saludó con entusiasmo la victoria del expresidente brasileño, quien ahora, al igual que ella, está inhabilitado para ocupar cargos públicos, o Edmundo González, quien, según denuncias, incluidas las de una exdiplomática, estuvo involucrado con los escuadrones de la muerte en El Salvador que masacraron a miles en las décadas de 1970 y 1980, al servicio de la CIA.
La noche del 28 de julio, en pleno proceso de escrutinio de votos, el presidente argentino, el neofascista Javier Milei, quien repetidamente llamó corrupto al expresidente Lula y participó en Brasil en un encuentro de la extrema derecha bolsonarista, publicó un mensaje en las redes sociales “proclamando” la victoria de Edmundo González e instando abiertamente a las fuerzas armadas venezolanas a promover un golpe de Estado, un hecho inaceptable en las relaciones internacionales entre países soberanos que justifica plenamente (con aplausos unánimes, si fuera en cualquier otro país del mundo) el inmediato rompimiento de relaciones con dicho gobierno.
Es indiscutible que, para sabotear el proceso de integración latinoamericana, el imperialismo puede normalizar a la extrema derecha, a partir de un discurso contra el “autoritarismo y la corrupción”, un fenómeno que Brasil vivió recientemente en su historia y del cual no está de ninguna manera exento de ver repetirse, a pesar de las ilusiones en contrario que parecen alimentar la postura del gobierno de Lula frente al actual ataque contra Venezuela.
No entender lo que está en juego en este momento puede representar un error con consecuencias desastrosas.
Defender a Venezuela y al legítimo gobierno de Nicolás Maduro es defender la paz y la soberanía de cada país latinoamericano.
Nota
(1) Esta fecha mencionada es utilizada como propaganda por la derecha venezolana, haciendo referencia a la caída del dictador Marcos Pérez Jiménez, derrocado el 23 de enero de 1958, después de haber manipulado un referéndum en 1957. Fue en un 23 de enero, por ejemplo, que Juan Guaidó se autoproclamó presidente – nota del autor.
* Periodista, miembro de la Comisión de Relaciones Internacionales del Partido Comunista de Brasil (PCdoB) y vicepresidente del Centro Brasileño de Solidaridad con los Pueblos y Lucha por la Paz (Cebrapaz)